jueves, 30 de octubre de 2008

Un día más, un día menos...

Cuando todas las palabras que puedo escribir o hieren con su filo o se mojan en mis ojos.

lunes, 27 de octubre de 2008

Pau&Pau

Como en Melinda&Melinda, siempre puedes tomarte las cosas de dos formas totalmente diferentes; ante unos mismos acontecimientos, el resultado puede ser el opuesto. Uno llevarte al precipio, el otro conseguir salvarte.

Tú decides quién quieres ser, tú decides cómo quieres afrontar los baches que encuentras en tu camino.

Sólo tú tienes la posibilidad de dibujar sonrisas en tu cara y en la de los que te rodean. No plantes gotas saladas, si sabes que en tu jardín pueden crecer árboles de caras alegres.

domingo, 26 de octubre de 2008

Be positive

Ponte guapa por fuera, para que las demás personas no puedan ver las ruinas que hay dentro de ti. Ocúltalas, ponte maquillaje. Arréglate. Sal a la calle y diviértete. Corre, salta, grita y no te detengas un momento. Intenta ser tú y reír como antes. No dejes que lo noten. Que no miren tus ojos. Ponte las gafas de sol aunque esté nublado. Sal de tiendas y busca algo que quite el aliento. Mírate al espejo y pícate un ojo a ti misma. Te ves fabulosa. Rímel y gloss. Una gota de perfume. Estrena tus zapatos nuevos. Un poco de brillo en tus uñas. Córtate el pelo. Pide una copa. Régalate un cuento. Sube la música a todo volumen y baila delante del espejo. Date un capricho. Sal a la calle y pásalo bien. Ve tu película favorita. Enciende las velas de tu habitación. Una copa de vino, o dos o tres. Llueve y no lleves paraguas. Canta lo más alto que puedas. Ríe cuando quieras llorar. Deshazte de pensamientos insanos. Sé positiva. Lleva esa falda que te queda tan bien. Tacones bien altos aunque duelan los pies. Chocolate y helado no pueden faltar. Lleva ropa interior sexy. Mima tu cuerpo. Intenta ocupar tu tiempo. Sal de fiesta. Pierde el control. Baila encima de la barra del bar. Una botella de tequila, limón y sal. Sal a la calle aunque quieras llorar. Queda con tus amigas. Sueña. Vuela. No cambies. Oculta el dolor.

sábado, 25 de octubre de 2008

No es justo

¿Quién...?

¿Quién me enseñó a soñar?
¿Quién me mostró ese mundo que ahora no puedo abandonar?
¿Quién me dijo que podría ser feliz hasta el delirio?
¿Quién me dibujó alas para volar?
¿Quién pintó mi mundo de colores y no dejó nada con que borrar?
¿Quién me descubrió la magia que había dentro de mi?
¿Quién inventó un lugar donde los problemas desaparecen?
¿Quién me animó a luchar por mis ilusiones con todas mis fuerzas?
¿Quién escribió en mi piel la pregunta que cada mañana al despertar me formulo incansablemente?
¿Quién me dio fuerzas para continuar cuando nada me hacía sonreír?
¿Quién me hizo creer que podía vivir en ese cuento toda mi vida?
¿Quién dibujó en mi cara la mayor de las sonrisas?
¿Quién cubrió mis ojos de lágrimas de felicidad?
¿Quién acarició mi piel hasta hacerla suya?
¿Quién abrazó mi alma y le dio el calor que tanto necesitaba?
¿Quién hiló cada pedacito de mi con una fibra invisible y me pegó a su cuerpo?
¿Quién me enseñó el poder del deseo y la fuerza del amor?
¿Quién me dormía cada noche entre sus brazos?
¿Quién me robaba el aliento cuando se marchaba de mi lado?
¿Quién fue capaz de mirarme a los ojos y ver dentro de mi?



...



¿Quién escribió este caprichoso destino?
¿Quién mueve las piezas de este cruel juego?
¿Quién me quita el calor que queda en mi cuerpo?
¿Quién me despierta en la noche y mata mis sueños?
¿Quién capturó mi sonrisa y la tiene presa?
¿Quién se llevó mis ganas y fuerzas?
¿Quién me robó el interés por lo nuevo?
¿Quién me cortó las alas que no encuentro en mi espalda?
¿Quién hizo todas las conversaciones vacías?
¿Quién...?








...










Yo

lunes, 20 de octubre de 2008

Escribiendo cartas en sueños

Soñando letras con sabor amargo

domingo, 19 de octubre de 2008

Sweet Childhood

El viernes pasado mientras estaba en clase, entre instrumentos de planeamiento mi mente voló muchos años atrás. No sé cómo, pero me transporté en el espacio-tiempo a un lugar y momento que tenía escondido en un rincón olvidado de mi memoria, del cual no me había acordado en...unos quince años, que se dice pronto.

Al ver reflejado en la pantalla el primer plano que he visto en el master y los colores del mismo, los diferentes sectores que aparecían reflejados, miré mis manos y mi cuerpo y noté cómo se iban haciendo pequeñitos y la silla en la que me encontraba se elevaba; ya no estaba sentanda en la mesa de la universidad, sino en la mesa de arquitectura de mi padre, en el estudio antiguo.

Lo recuerdo como si fuera hoy. Me alucinaba ir a ver a mi padre trabajar. Cuando iba me dejaba sentarme en aquella silla tan alta y en su mesa, sorprendida por lo grande que era, su inclinación y esa regla tan grande que se movía con unos pequeños hilos de arriba a abajo de la mesa.

Me encantaba ir allí porque había miles de lápices de colores y mi padre me daba planos para que los pintara.

Y, quince años después del momento descrito, empiezo a comprender porqué empleaba esos determinados colores en los planos y no otros.

Es sorprendente llevar toda la vida diciendo que jamás haría nada relacionado con la arquitectura, y acabar encontrándola en todos los ámbitos de mi vida.

Ya no uso colorines para pintar los planos, pero el viernes volví a sentirme como una niña que coloreaba planos sentada en las piernas de su padre, encantada, segura.

sábado, 18 de octubre de 2008

I need a reason to believe...


...pero todo lo que me rodea me mata...día a día...

miércoles, 15 de octubre de 2008

Autodestrucción

Cuando te sientes triste, en lugar de intentar sonreír, parece que nos hundimos más en el propio agujero que hemos ido creando, excavando hasta lo más profundo, hasta enterrarnos.

Música melancólica, fotos, e-mails, mensajes de texto...todo, cualquier cosa que nos haga sentir aún más miserables. Una y otra vez, lees aquello que tanto ansías descubrir; te quedas horas viendo momentos que quieres repetir; gastando paquetes de kleenex, subiendo aún más la música, por si acaso el vecino aún no se ha percatado de que hoy no tienes ganas de fiesta y no lo despiertas a las 2 de la madrugada entre risas y copas.

No, hoy te sientes mal, y aún peor que lo harás. Miras el teléfono cada dos minutos, como si con tu mente pudieras hacer que la llamada que esperas surgiera de la nada; no, ni el correo que abres intermitentemente, ni un mensaje parpadeando en color naranja en la barra de tu pantalla. Nada.

Y otra canción aún peor que la anterior. Y los kleenex se terminan. Te levantas de la cama en la que has pasado todo el día y vas al baño, no quieres mirarte en el espejo, hoy ni tu sombra luce bien; agua fresca para hidratar tu cara. El mismo pijama que llevabas ayer. No importa. Vuelves a la cama.

¿Helado? Demasiado tópico-típico. Ni siquiera tu helado preferido puede hacer que te levantes, sabes que está esperándote en el frigorífico, pero sigues entre sábanas. Te sientes segura. La persiana bajada, no sea que entre luz. Como los vampiros.

Te sabes de memoria los mensajes, pero aún así te empeñas en releerlos, con o sin lágrimas, pues sabes que antes o después vendrán.

El dolor nos hace sentir vivos, aunque en ese momento pensemos que nos morimos. Hoy se acaba el día, pero sabes que mañana también vendrá la melancolía a llamar a tu puerta.

sábado, 11 de octubre de 2008

El peor sentimiento del mundo es sentirte totalmente sola, estar rodeada de mil personas y sentirte completamente vacía; ajena a cualquier conversación o actividad. Las palabras carecen del sentido que antes solías darle, los gestos son equívicos e irrelevantes, las risas te parecen sordas, como si alguien le hubiese bajado el volumen a la banda sonora de tu vida.

No hay nada que consiga llenar este espacio tan grande que hay en mi desde que no estás. Y sin quererlo estás en todos sitios aunque no estés. Y te veo en la parada del metro, corriendo a mi lado en el gimnasio, sentado junto a mi en la barra del bar, en clase sonriéndome cuando no mira el profesor; te veo en todas las palabras que callo, en todas las sonrisas que guardo, en todas las caricias que deseo darte, en las canciones que escucho y los libros que leo, en las personas que pasan, en lo que soy...te siento en mi, pero al mismo tiempo, muy lejos.

Y entonces llegan las lágrimas, y siento cómo descienden por mi cara, y se encuentran en la barbilla, una tras otra, cada noche, hasta que por fin consigo caer rendida, recordándote, recordándonos...

lunes, 6 de octubre de 2008

Algo que encontré

-No tengo miedo de perder, tengo miedo de perderte a ti.

-No tengo miedo de gritar, tengo miedo de no poder gritar contigo.

-No tengo miedo a volar, tengo miedo a caerme y que no me puedas salvar.
-
-No tengo miedo a mirar, tengo miedo de no poder mirar en el mismo instante que tú.

-No tengo miedo a callar, tengo miedo a quedarme sin voz y no poder decirte: te quiero.

-No tengo miedo de llorar, tengo miedo de que jamás puedas volver a verme haciéndolo...que jamás puedas limpiar mis lágrimas y calmar mi llanto.

-No tengo miedo a morir, tengo miedo de que quien muera seas tú.

-No tengo miedo a nada, pero tengo miedo a todo SIN TI.

domingo, 5 de octubre de 2008

Me faltas

Mi cuerpo está frío desde que no le das abrigo con tus abrazos.
Mi corazón está triste y se siente vacío desde que no podemos compartir miradas con palabras entre suspiros.
Mis manos lloran reclamando tu pelo, pidiéndome a gritos acariciarte hasta el alba.
Mi nariz busca sin pausa el olor de tu cuello.
Mis labios sangran recordando el sabor único de tus besos.
Mis orejas se han vuelto sordas a todas aquellas palabras que no saben dulces como de tu boca.
Mis ojos me duelen de tanto forzarlos para soñarte despierta.
Mi pecho palpita, añorando tus manos colándose por mi camisa.
Mis piernas buscan encontrarse a las tuyas entre las sábanas.
Mi espalda no entiende porqué esta noche no encuentra tu torso.
Mis brazos añoran abrazarte con fuerza, atraerte hacia mi e intentar convertirnos en uno.
Mi cuello me pide tu saliva y tus labios.
Mi vientre espera que apoyes tu cabeza y te quedes dormido.

miércoles, 1 de octubre de 2008

...

Llevo días intentando escribir, pero en vez de letras salen lágrimas; unas tras otra, como si alguien estuviera tecleándo mis ojos, escribiendo un texto que no para de crecer. Sin puntos y aparte.

Me siento delante del ordenador (pensaba que ahora sería más fácil pues vuelvo a tener uno propio), pero no. No. No puedo. Es como si todo lo que llevo dentro no quisiera salir. Tengo miedo. Mucho miedo.

Y ahora mismo, sólo querría hundirme en tus abrazos.