lunes, 23 de febrero de 2009

Hope

A veces tengo ganas. Simplemente de sumergirme. De sumergirme en ti. Unas ganas irrefrenables. Locas. Irracionales. De desgarrarte la ropa y de que tú me desgarres la piel con tus besos. Tus besos en mis besos. Y sentirte cada vez más mio. Un poquito más.

A veces es un decir, porque a veces es cuando no tengo ganas.

No tengo ganas de que te quedes inmóvil, de que tus ojos pasen simplemente a través de los mios y no veas cómo mi alma aún late por ti. No. No tengo ganas. De que llegue el día de no poder hablar de nosotros. Y borrar el diccionario que fuimos construyendo con esmero. No.

Siempre. Continuamente, vienes a mi. Día a día. Llenando mis huecos. Cubriendo mi espalda con dibujos invisibles. Pintando mi cuerpo con tu aroma. Vienes a mi, porque yo no soy capaz de irme de ti. Nunca. Descubrirte en la cama y cubrirte con mis piernas, y hacerte cosquillas con mi sonrisa. Y que no se borre la tuya.

Sueños. Eternos. Contigo. Nosotros. Juntos.