viernes, 5 de septiembre de 2008

Colores en el aire

Kilómetros en la cama. Vueltas y vueltas sin descanso. Contrarreloj. Las horas pasan y el sueño no llega. Otra noche más. El reloj da las 3, las 3.30, las 4...Es hora de levantarse, lavarse la cara con agua bien fría e ir a trabajar.

Cierro los ojos y es como si estuviera metida en ese cuadro de Monet, no recuerdo su nombre; está atardeciendo y se ve el mar. Pero mi cuadro; el de mi mente, es más oscuro. Veo las luces de las farolas reflejadas en la superficie del mar, pixeladas; las veo borrosas porque yo misma me siento difuminada en el Espacio-Tiempo de este lugar y momento. Y me encantaría esfumarme, que una mano invisible extendiera el carboncillo hasta que la pintura fuese haciéndose cada vez menos nítida y las formas apenas se apreciasen en el lienzo. Y luego, otra mano volviera a rehacer el dibujo; un fondo nuevo de vivos colores. Y también se vea el mar, azul turquesa. Y al fondo una barca, como las de los pescadores que salen a faenar bien temprano y llegan al pequeño puerto del pueblo cuando las ventanas empiezan a abrirse y la gente a desperezarse. Como cuando era muy niña. Y también, por qué no, una gaviota surcando el cielo, veloz en el horizonte. Y el Sol saliendo.

Y allí, en medio del paisaje, el pincel te dibuje a ti también, a mi lado. Y el cuadro ya esté completo. Por siempre. Juntos.













Soñando despierta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dicen que cada uno ve un cuadro de manera diferente.
Tú,definitivamente,lo has pintado de nuevo,y lo que describes es hermoso...

Tu anónimo